A veces el miocardio se rompe, se hace trizas y deja de funcionar, una pequeña brecha en el músculo “centrocampista”, puede confundirse con otras enfermedades, los síntomas no son determinantes ni mucho menos directos. Desmayos, arritmias, tardía respuesta de un reflejo…
Un momento a recordar
Daniel es un joven de 24 años de edad que estuvo en las categorías inferiores del Leverkusen antes de recalar en el Stuttgarter Kickers, pasando un breve tiempo antes en el Alemannia Aachen y el VfL Bochum. Daniel Engelbrecht cayó al suelo, desmayado sobre el césped el día 21 de Julio de 2013 y necesitó una reanimación cardiorespiratoria en el acto, antes de llevárselo al hospital con un primer diagnóstico: un golpe de calor. A su llegada al hospital sin embargo los médicos diagnosticaron otra cosa, algo que para muchos hubiese significado el principio del fin: sufría miocarditis, con constantes alteraciones del ritmo cardíaco. ¿El procedimiento a seguir? Un total de cuatro operaciones para recolocar el músculo y quitar la parte afectada y la implantación de un desfribilador en el pecho. La máquina cuenta con sensores que detectan la arritmia en el miocardio y dan una pequeña descarga eléctrica que vuelve a poner al músculo en funcionamiento. Algo con lo que vivir permanentemente y que, en principio, le impediría seguir con su carrera como futbolista.
Un regreso memorable
Durante 19 meses estuvo Engelbrecht apartado de su pasión: jugar al fútbol. Contra todo pronóstico médico y con una protección sobre su pecho para prevenir que el desfribilador pueda romperse en una colisión, volvió a jugar. Entró como un sustituto tardío, en el minuto 83, en un partido que iba empatando el Stuttgarter Kickers 1-1 y marcó el gol de la victoria para su equipo, una victoria que no conseguían desde hacía dos meses y que significó mucho más de lo que aparenta: Daniel Engelbrecht es el primer jugador en marcar con un desfribilador en el corazón.